Éxito Noticias, 12 de noviembre 2024.- A cinco años de su juramento como presidenta de Bolivia, Jeanine Añez compartió un mensaje en sus redes sociales en el que recordó los hechos que marcaron su ascenso a la presidencia del país tras la crisis política de 2019. Añez destacó que, con la mediación de la Iglesia, dos expresidentes y parlamentarios de distintas tendencias políticas, incluidos representantes del Movimiento al Socialismo (MAS), se acordó que la sucesión constitucional era la vía para pacificar el país después de la renuncia de Evo Morales, quien abandonó el cargo tras las acusaciones de fraude electoral y las intensas protestas que desestabilizaron al país.
Áñez, quien asumió la presidencia en un contexto de crisis y con la tarea de garantizar la estabilidad institucional, recordó que su decisión de asumir el cargo fue motivada por “amor a Bolivia” y por la “fe en Dios y en el pueblo”, que, según ella, era víctima de la violencia ejercida por grupos armados vinculados al MAS.
La expresidenta aseguró que, en su momento, cumplió con su deber y que lo volvería a hacer “por la democracia y la libertad”. En su mensaje, Añez enfatizó que “el amor es más grande que el odio”, y señaló que los responsables del fraude electoral, el abandono de funciones y el caos posterior “les llegará la justicia”.
Áñez también mencionó su encarcelamiento, que calificó como una persecución política, afirmando que ha sido “un trofeo” para el régimen del MAS. Aseguró que a pesar de los 1.338 días que lleva en prisión, su espíritu y su fe se mantienen intactos.
“Soy inocente: Amo a mi país, resisto cada día, lucho por la unidad que erradicará al régimen del MAS que nos condena a la división entre bolivianos y al socialismo totalitario y empobrecedor”, expresó Añez, quien ha sido uno de los principales críticos del gobierno de Luis Arce.
La expresidenta concluyó su mensaje con un enérgico “¡Viva Bolivia!”, reiterando su compromiso con el país y su rechazo al gobierno del MAS.
El 12 de noviembre de 2019, Añez asumió la presidencia de manera interina tras la renuncia de Evo Morales en medio de un clima de protestas y acusaciones de fraude electoral. Su gobierno estuvo marcado por la transición y el restablecimiento del orden institucional, aunque también estuvo rodeado de controversias, especialmente respecto a la violencia registrada durante las manifestaciones y el trato que recibió el expresidente Morales.