Éxito Noticias, 9 de julio 2025.- “Mira cómo estoy. Antes era hermosa, pero ahora todo mi día consiste en correr tras los camiones de agua”. La frase de una niña en la Franja de Gaza, recogida por James Elder, portavoz global de UNICEF, resume la transformación radical de la infancia en el enclave palestino. Fue en una entrevistas otorgada a The New Yorker. En medio de la devastación, la vida de los niños se ha reducido a la supervivencia más básica, mientras la crisis humanitaria se agrava.
La noticia principal: el número de niños hospitalizados por desnutrición aguda en Gaza aumentó un 50% entre abril y mayo, según UNICEF, y la escasez de agua y alimentos amenaza con provocar muertes masivas de menores.
Durante su quinta misión en Gaza desde octubre, Elder pasó dos semanas en hospitales y campamentos, donde presenció heridas en niños que nunca había visto en otras crisis. “Vi quemaduras de cuarto grado en niñas y niños, heridas de metralla diseñadas para atravesar cemento. El olor a carne quemada de los niños en un autobús no se olvida”, relató.
La falta de analgésicos convierte los hospitales, saturados de heridos de guerra, en lugares donde los gritos de dolor de los pequeños son constantes. “No solo los veía, los escuchaba”, subrayó.
La situación alimentaria y de acceso al agua ha alcanzado niveles críticos. UNICEF informó que 5.119 niños fueron admitidos en hospitales en mayo por desnutrición aguda, de los cuales 636 sufrían desnutrición aguda severa (SAM), la forma más letal. Desde febrero, el número de casos de SAM se disparó un 146%.
Elder explicó que la definición técnica de hambruna suele llegar tarde: “El cuerpo de los niños se degrada y el sistema inmunológico colapsa antes de que se declare oficialmente la hambruna. Eso ya está ocurriendo”.
La escasez de agua es absoluta y depende totalmente de las decisiones de Israel, que controla el suministro y mantiene un bloqueo de combustible esencial para las plantas desalinizadoras. “Si no se restablece la electricidad o se permite la entrada de combustible, veremos niños morir de sed. El agua es un problema político, no logístico”, afirmó Elder.
El sistema de ayuda humanitaria también ha cambiado drásticamente. Tras un alto el fuego temporal a principios de año, Israel permitió la entrada de más ayuda, pero después restringió el acceso o lo redujo a mínimos.
El anterior sistema, gestionado en parte por las Naciones Unidas, fue sustituido por uno operado por la organización privada Gaza Humanitarian Foundation. Ahora, los palestinos deben desplazarse a uno de cuatro puntos de distribución, custodiados por fuerzas israelíes y contratistas estadounidenses armados. Según la ONU, más de 600 palestinos han muerto al intentar recoger ayuda.
Aunque se habla de un posible nuevo alto el fuego, Elder advirtió que el trauma es tan profundo que “no hay precedentes en el mundo de que UNICEF haya declarado que todos los niños necesitan apoyo en salud mental”. La resiliencia existe, como demostró la reapertura de cafés el primer día de la tregua anterior, pero la magnitud del daño físico y psicológico es inédita.
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