Éxito Noticias, 29 de septiembre 2020.- Una pareja de científicos ha congelado a su hija de 2 años muerta en 2015 de un cáncer cerebral para poder resucitarla en el futuro.
La persona más joven del mundo criogenizada
La mañana del 19 de abril del 2014 Matheryn Naovaratpong no despertó. Tenía dos años y dos meses y había caído en coma. Sus padres la llevaron de urgencia a un hospital en Bangkok. Los médicos le descubrieron un tumor de 11 centímetros en el lado izquierdo de su cerebro. El pronóstico era grave: a los 5 años, la tasa de supervivencia es de tan solo el 30%.
Los doctores que trataban a la niña avisaron a sus padres, médicos doctorados también, que muy probablemente Einz, tal y como conocían a la pequeña en casa, nunca despertaría. Contra todo pronóstico, despertó. Durante el siguiente año a Matheryn le practicaron 12 cirugías en el cerebro, 20 tratamientos de quimioterapia y 20 sesiones de radioterapia. Einz perdió el 80 por ciento del lado izquierdo del cerebro, y se le paralizó el lado derecho de su cuerpo. Entonces volvió a recaer.
En noviembre del 2014 el cáncer se propagó por el cerebro de Matheryn y acabó paralizando su cara y músculos. Falleció poco después. Y entonces saltó la polémica al saberse que sus padres habían congelado su cuerpo, esperanzados en que algún día se encontraría la cura para su enfermedad. Matheryn Naovaratpong se convertía así en la persona más joven del mundo en ser criogenizada.
Hay más de 300 persona criogenizadas en el mundo
La criónica es la preservación de seres vivos enfermos a bajas temperaturas (criopreservación), cuando la medicina actual ya no puede hacer nada por ellos, a la espera que en el fururo haya nuevas formas de tratarlos médicamente y revivirlos. Actualmente se han criogenizado más de 300 personas esperando resucitar en el futuro.
Para criogenizar a Matheryn, tuvieron que extraerle el cerebro y preservarlo en acero inoxidable, aislado al vacío en un recipiente lleno de nitrógeno líquido. El resto del cuerpo se encuentra en un criorefrigerador en Arizona, Estados Unidos. El coste de su mantenimiento está alrededor de los 80.000 dólares al año.
Su historia ha sido relatada en un documental disponible en Netflix que han grabado para explicar el proceso de la enfermedad de su hija, su fallecimiento y su congelación posterior.