Éxito Noticias, 7 de mayo 2025.- Una nueva agresión a la libertad de prensa encendió las alarmas sobre el nivel de violencia que enfrentan los periodistas en Bolivia. La reportera Paola Cadima y su camarógrafo, Juan Rodo Adrián, del equipo móvil de Unitel en Cochabamba, fueron brutalmente atacados el lunes 5 de mayo mientras cubrían los bloqueos y enfrentamientos en Cotapachi, Quillacollo, por el traslado de basura a un botadero cuestionado por vecinos.
El hecho ocurrió entre las 13:30 y las 14:30, cuando ambos trabajadores de prensa se encontraban registrando imágenes desde un edificio en construcción. El equipo fue rodeado por cerca de 200 personas que, al identificarlos como periodistas, comenzaron a hostigarlos. Cadima relató que fueron interceptados por hombres en estado de ebriedad, quienes la golpearon, la agredieron sexualmente y le robaron su equipo. Su camarógrafo sufrió lesiones en el cuerpo tras intentar proteger la cámara.
“Hombres me agredieron, me golpearon, me tocaron las partes íntimas y me arrebataron dos teléfonos móviles”, denunció la periodista, quien perdió el conocimiento por momentos debido a la violencia del ataque.
En el intento de resguardar a dos mujeres que pedían ayuda en medio del caos, Cadima y su camarógrafo caminaron cinco cuadras rodeados por el grupo violento. Las mujeres también fueron golpeadas. “Velé por la humanidad de las mujeres y no las solté”, dijo Cadima, visiblemente afectada.
Pese a haberse identificado como miembro de un medio de comunicación, las amenazas, insultos, golpes y hasta el lanzamiento fallido de un explosivo fueron parte del ataque al equipo de prensa. La periodista sufrió hematomas en una pierna y dolores abdominales, mientras que su compañero resultó con lesiones en costillas, brazo y muslo izquierdo.
La Asociación Nacional de la Prensa (ANP) condenó el hecho y demandó que la Fiscalía actúe de oficio para identificar a los responsables y aplicar las normas que protegen el ejercicio del periodismo y los derechos de las mujeres. La entidad advirtió que este tipo de hechos ponen en riesgo la cobertura en zonas de conflicto y fortalecen un clima de intimidación hacia la prensa.
